Artículo de opinión by Mario Martínez Murcia
Presidente de la Cámara de Comercio de Orihuela
ORIHUELA, ABRE LOS OJOS
Orihuela, 9 de junio de 2025 – Solo hay que abrir los ojos. Pasea por nuestras calles, detente frente a un edificio histórico bien afianzado o observa cómo los negocios tradicionales luchan por sobrevivir en medio de la incertidumbre y la falta de apoyo.
Orihuela, nuestra Orihuela, se está muriendo lentamente. Y lo más preocupante no es solo el visible deterioro de sus estructuras o la falta de inversiones concretas, sino la sensación generalizada de que no hay rumbo, de que nadie está a cargo de un plan claro para la ciudad.
Lo digo con cariño, pero también con preocupación: Orihuela ha entrado en un estado de coma institucional, social y económico del que solo podrá salir si sus ciudadanos —todos y cada uno de nosotros— aceptamos que el momento de actuar es ahora.
No se trata de un titular dramático ni de una exageración retórica: llevamos décadas arrastrando un proceso de declive. La ciudad que antaño fue líder en territorio, educación, patrimonio, cultura y comercio ha visto cómo sus roles, su representación y su capacidad para liderar el desarrollo regional se han visto despojados año tras año.
Perdimos universidades. Perdimos conexiones. No supimos (o no quisimos) planificar un tejido industrial capaz de competir. Y lo que es más doloroso: aún no hemos activado realmente el enorme potencial de nuestro patrimonio, patrimonio que podría haber convertido a Orihuela en un motor del turismo monumental y religioso.
Muchas ciudades con menos historia y legado que la nuestra han comprendido que la mejor manera de proteger lo suyo es invertir en su preservación, abrirlo al mundo y convertirlo en una fuente de actividad y riqueza. Seguimos esperando.
La ausencia de un verdadero plan urbano ha sido nuestro mayor error. Mientras otros municipios se han adaptado al cambio, aquí hemos seguido repitiendo errores de gestión, soportando una estructura administrativa ineficiente que consume gran parte de los recursos disponibles sin generar la rentabilidad que la ciudadanía espera.
El presupuesto recientemente aprobado refleja esta situación: inflado, falto de transparencia y respaldado por un préstamo que aún no se ha utilizado, pero que ya cuesta dinero a las arcas públicas todos los días.
Mientras tanto, nuestra mayor fuente de ingresos y actividad, Orihuela Costa, se siente cada vez más desconectada de la ciudad, abandonada y se enfrenta a la amenaza real de acabar cortando sus vínculos con nosotros.
Ese sería el golpe de gracia. Si perdemos Orihuela Costa, perderemos la viabilidad financiera y funcional de un ayuntamiento que no puede sostenerse por sí solo.
Desde la Cámara de Comercio, no podemos permanecer en silencio. Es nuestro deber señalar lo que no funciona y contribuir a la creación de soluciones. Porque Orihuela necesita más que soluciones rápidas: necesita liderazgo, visión estratégica y voluntad de cambio. Necesita una hoja de ruta consensuada que establezca prioridades reales, que abarquen la rehabilitación integral del centro histórico, la revitalización de la actividad empresarial, la modernización de la administración y el desarrollo de un modelo económico y turístico único.
Orihuela no puede vivir solo de su pasado. Pero tampoco puede resignarse a su presente. Debemos construir un futuro posible. Porque quienes quieren verlo, pueden. Y quienes quieren cambiarlo, deben actuar ya. Basta con abrir los ojos.
Mario Martínez Murcia
Presidente de la Cámara de Comercio de Orihuela












