El flagrante despilfarro del dinero de los contribuyentes por parte del alcalde: la vanidad por encima del valor, una vez más, en Orihuela.

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Esto no es un gobierno responsable; es teatro político a costa de los contribuyentes.
Esto no es un gobierno responsable; es teatro político a costa de los contribuyentes.

El espectáculo del viernes en Orihuela —el desfile de 54 nuevos vehículos municipales por el centro de la ciudad— es un desvío escandaloso de fondos públicos. Decenas de coches patrulla y agentes, flanqueados por un puñado de concejales y el propio alcalde, se reunieron para lo que solo puede describirse como una maniobra publicitaria interesada.

El coste de esta exhibición orquestada —incluyendo logística, mano de obra y horas de trabajo perdidas— asciende fácilmente a miles de euros. ¿Y para qué? Para mejorar la imagen pública del alcalde y dar oportunidades fotográficas a políticos deseosos de felicitarse.

Esto no es un gobierno responsable; es teatro político a costa de los contribuyentes.

¿Cómo puede alguien justificar razonablemente esto como un uso prudente o necesario de los fondos municipales? El problema principal no es la modernización de la flota en sí —quizás se necesiten vehículos modernos—, sino la extravagancia y la sordera del evento.

En un momento en el que muchos residentes enfrentan verdaderas dificultades económicas, ver cómo su dinero se desperdicia en desfiles organizados y ceremonias impulsadas por el ego resulta a la vez insultante y exasperante.

La rendición de cuentas y la responsabilidad fiscal parecen haber quedado relegadas a un segundo plano ante la vanidad y el espectáculo. Los ciudadanos de Orihuela merecen algo mejor, no un alcalde que trata los fondos públicos como si fueran su propio presupuesto de relaciones públicas.