VALENCIA - Hace un año, torrentes de lluvia y lodo arrasaron Valencia y otras zonas del este de España, dejando 229 muertos y miles de desplazados. En cuestión de minutos, calles enteras desaparecieron bajo el agua, vehículos fueron arrastrados y familias quedaron destrozadas en lo que se convirtió en el desastre meteorológico más mortífero en España en más de medio siglo.
Para Toñi García, la pérdida es inimaginable. Esa noche, su esposo y su única hija, Sara, fueron a mover su auto y nunca regresaron. "Pensamos que era una tubería rota. El agua subió más de dos metros en minutos. Los autos eran arrastrados, las paredes se derrumbaban. Fue un infierno", recuerda. Tres días después, buzos militares los encontraron a ambos en el garaje. "No hemos podido llorar. Solo cuando veamos justicia descansaremos", dice entre lágrimas.
El desastre azotó Valencia, Castellón, Alicante, Murcia, Almería y zonas de Cuenca y Teruel, dejando a más de 40,000 personas afectadas y cientos de viviendas inhabitables. Los niños siguen temiendo la lluvia, y los supervivientes describen vivir con ansiedad constante cada vez que azotan las tormentas.
La ira se dirige a las autoridades. Los sobrevivientes alegan que las alertas de emergencia se retrasaron, la coordinación falló y las evacuaciones preventivas fueron ignoradas. "No murieron por la lluvia. Murieron por una gestión negligente", dice Toñi. Varios funcionarios locales están siendo investigados judicialmente por presunta negligencia.
Al principio, el apoyo psicológico era casi inexistente. Toñi recuerda haber pasado solo diez minutos con un psicólogo cuando se recuperaron los cuerpos de su familia. Meses después se establecieron unidades de salud mental especializadas. "Al principio estábamos completamente solos", dice.
En busca de reconocimiento, los supervivientes viajaron a Bruselas, donde funcionarios de la Comisión Europea, incluida la presidenta Ursula von der Leyen, expresaron su conmoción por la falta de rendición de cuentas y se comprometieron a supervisar los fondos de reconstrucción. Mientras tanto, el gobierno regional de Valencia, dirigido por Carlos Mazón, aún no se ha reunido con los supervivientes ni se ha disculpado. "Es vergonzoso e inhumano. Carga con 229 muertes", afirma Toñi.
En el primer aniversario del desastre, un funeral de Estado honrará a las víctimas. Pero los sobrevivientes quieren más que una simple ceremonia: exigen reconocimiento, una disculpa pública y reformas para prevenir futuras tragedias. Las lecciones de las inundaciones del año pasado demuestran que cuando las autoridades actúan con prontitud, se salvan vidas.
“No queremos venganza. Queremos memoria, verdad y justicia. Solo así podremos despedirnos de nuestros seres queridos como se merecen”, dice Toñi. Para los sobrevivientes de Valencia, el dolor y la determinación siguen siendo inseparables, un año después de que las aguas retrocedieran.












